Gaudium et spes

El gran tema del sentido de la vida

2. El gran tema del sentido de la vida (GS 4)

El gran tema del sentido de la vida es el protagonista de este número de la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, Gaudium et spes.

¡Escúchalo en Podcast!
Eliminar la presencia de Dios en la sociedad es, 
en muchos casos, eliminar la esperanza de nuestro tiempo

La pandemia de COVID-19 ha aumentado la incertidumbre y la ansiedad. La llamada del papa Francisco para retomar la búsqueda del sentido de la vida en vistas al Jubileo 2025 es un recordatorio de que la humanidad ha estado buscando el sentido de la vida desde tiempos inmemoriales. El gran tema del sentido de la vida es también protagonista de Gaudium et Spes.

La experiencia de la guerra, de la enfermedad, del sufrimiento y de la muerte despiertan de manera apremiante la pregunta por el sentido de la vida. Una mirada a nuestro mundo nos permite trazar un escenario del dolor y de la necesidad de sentido en tantas circunstancias.

– El nuncio en Ucrania, Mons. Kulbokas reflexiona sobre la maldad de la guerra y cómo Dios nos da la libertad de actuar, pero también nos invita a convertir nuestros corazones y buscar la paz porque la conversión es la clave para encontrar el sentido de la vida, incluso en medio de una guerra “sin sentido”.

– En Lourdes y en tantos otros lugares de peregrinación del mundo que suponen el encuentro con Dios y con su misericordia, la peregrinación puede ayudar a aliviar el misterio de por qué los niños sufren, al igual que muchos peregrinos que encuentran en cada santuario un lugar para pedir fuerza y ayuda. Se pide un milagro a la Virgen, pero en realidad, se está allí para pedir fuerza para soportar su situación y sostener a los que están cerca.

Los refugiados son también constantes en el testimonio de los papas que encuentran en ellos una llamada a la responsabilidad y al mismo tiempo un esfuerzo para la esperanza. El papa Francisco ha sido muy cercano a los refugiados y migrantes y ha empleado muchas palabras y acciones para apoyarlos durante su pontificado. Durante su viaje a Chipre y Lesbos en 2021, el papa se refirió a los refugiados como “descartados” y pidió que se miraran a sus rostros para despertar de la “indiferencia”.

– También el mundo detrás de las rejas es una realidad que se debe mirar con compasión. Algunos presos encuentran en la prisión un sentido y una oportunidad de redención.

– La reflexión sobre la muerte y la forma en que la fe cristiana puede ayudar a las personas a superar el dolor son enseñanza de la vida que la Iglesia acoge como experiencia propia. Si se deposita la carga del dolor y del vacío en Dios, se puede continuar la vida con la paz de que los seres queridos ya tienen vida verdadera en Él.

Además de todas estas situaciones de sentido oculto o de sinsentido, hay muchas grandes preguntas existenciales que necesitan una respuesta y que abarcan desde la guerra y enfermedad hasta la muerte y la angustia cotidiana.

Los intentos por dar respuesta a las situaciones de dificultad provienen de muchas partes. Por ejemplo, la pasión por el conocimiento y la creatividad, la ciencia misma, puede y tiene la responsabilidad de construir la paz. No obstante, aunque la ciencia y la religión no se contradicen, tienen enfoques diferentes que pueden ayudarse para dar respuestas a un mundo necesitado de sentido. Por eso los papas invitan al diálogo entre ciencia y fe para enriquecer el pensamiento y respetar la centralidad de la persona humana.

Las respuestas a las preguntas más imposibles no proceden, como cabría esperar, de la ciencia, ni de la política, ni de la economía, ni de la tecnología, ni de los estudios, ni del trabajo duro. Ni las vacunas, ni las negociaciones de paz, ni el progreso, ni las revoluciones democráticas, todas ellas necesarias, pero que por sí solas no bastan.

Ante estos interrogantes, que se repiten de generación en generación, «es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época —leemos en la Gaudium et Spes— e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas. Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza».

A partir de estas consideraciones, la Iglesia se mueve para dar respuestas a las grandes preguntas. Parte, por lo tanto, de la vida cotidiana de cada persona, del corazón de los grandes acontecimientos de la historia, de las fatigas y de las alegrías humanas, de las relaciones con las personas.

El sentido más profundo para la propia existencia—resume Gaudium et spes— únicamente puede darlo Dios mismo. Aquel que nos considera hijos, que pensó en nosotros incluso antes de que naciéramos, y que quiso que cada uno fuera único, irrepetible, indispensable, en esta tierra. Este es el sentido de la vida que la Iglesia propone a los hombres.

La Iglesia siempre ha tratado de ofrecer esta respuesta a la humanidad a través de la interpretación de los signos de la época y a partir de la vida cotidiana de las personas, de su testimonio cristiano, basado en la proclamación concreta de la fe.

Así en nuestros días, la expresión concreta de la fe, la religión y la creencia en Dios son causas del sentido de la existencia para muchas personas en el mundo. Eliminar la presencia de Dios en la sociedad es, en muchos casos, eliminar la esperanza de nuestro tiempo. Cuando se impuso el ateísmo de Estado en tantos países, y se destruyeron todos los signos de religión, muchos mártires, laicos, sacerdotes y religiosos, murieron por preservar su fe. La Gaudium et spes advierte que la imposición del ateísmo es un esfuerzo inútil, mientras que la religión abre mentes y corazones, y la sed de Dios es una parte inherente de la humanidad.