Orar hoy, un desafío a superar
- AMBIENTACIÓN.
Como ambientación se puede colocar en el centro la cruz de San Damián de san Francisco de Asís y a los lados dos carteles con las siguientes frases de san Francisco de Asís y santa Teresa de Calcuta:
“Tú eres humildad.”
“El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe.”
- MOTIVACIÓN INICIAL.
Como preparación para “el Jubileo de la Esperanza”, el Dicasterio para la Evangelización, nos invita a preparar este acontecimiento eclesial y universal orando.
En un primer momento, quiere que consideremos la oración como un reto, como un desafío a superar, como una gran necesidad en estos tiempos convulsos que estamos viviendo a nivel mundial.
Se nos invita a hacer una verdadera “escuela de oración”, sin dar nada por sentado, sobre todo en relación a nuestro modo de orar, pero haciendo nuestras cada día las palabras de los discípulos, cuando le pidieron a Jesús: “Señor, enséñanos a orar” (Lc. 11,1)
Se nos invita a ser más humildes, a dejarnos guiar siempre por el Espíritu, “Maestro de oración” y a aprender de los santos que anduvieron este camino, no sin dificultades, pero siempre marcado por la perseverancia y la fe.
Dispongámonos pues a abrir nuestro corazón, a través de la oración, a las sugerencias del Espíritu.
CANTO
Ven Espíritu ven
y lléname Señor
con Tu preciosa unción
Purifícame y lávame
renuévame, restáurame Señor
con Tu poder
Purifícame y lávame,
renuévame, restáurame Señor
te quiero conocer
(Marco Barrientos)
- LA PALABRA. (Mc. 1,32-37)
“Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y cuando los demonios lo conocían no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: “todo el mundo te busca.”
- SILENCIO
- I MEDITACIÓN.
- Para nosotros discípulos de Jesús, su comportamiento es una norma absoluta de vida, Jesús es nuestro Maestro.
- Nadie puede negar que para nuestro maestro, la oración ha sido siempre el centro de su vida, su misma respiración, su horizonte, la fuente de sus acciones y de sus palabras.
- Jesús buscaba el silencio, la noche, la oscuridad y la intimidad para estar continuamente en contacto con el Padre.
- Charles de Foucauld conmovido por este comportamiento de Jesús, se enamoró de la oración nocturna, la noche se convirtió en el refugio habitual de su oración y el tiempo más apreciado para el coloquio, la adoración y la intercesión.
- Madre Teresa de Calcuta decía: “Yo solo soy una pobre monja que reza. Rezando, Jesús me llena el corazón de su amor, y yo voy a donárselo a los pobres que encuentro en mi camino”.
- ¿No tendría que hacer yo lo mismo? ¿No debería tener los ojos fijos en el Maestro para entender cada latido, cada matiz, cada postura en su vida? ¿Cuánto inspira su vida la mía? ¿Qué momentos de soledad y silencio busco para estar con Él?
- SILENCIO.
- CANTO.
El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
El fruto del servicio es la paz.
(Madre Teresa. Luis Alfredo Díaz)
- II MEDITACIÓN
- EL PRIMER PASO DEL HOMBRE HACIA LA ORACIÓN: “RECONOCER NUESTRA PEQUEÑEZ.”
LECTOR: La primera postura que permite comenzar un verdadero camino de oración es precisamente el reconocer nuestra pequeñez, siendo conscientes de nuestra condición de criaturas.
Esta es la certeza del hombre que se sabe pequeño e incompleto, pero que al mismo tiempo sabe que Dios lo completa.
TODOS: “Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?”
- EL SEGUNDO PASO DEL HOMBRE HACIA LA ORACIÓN: “CONSCIENTES DE NUESTRO PECADO”.
LECTOR: No se puede iniciar un verdadero camino de oración si no se da una lúcida y sufrida conciencia de lo mucho que el pecado ha herido nuestro corazón.
Para orar de verdad, hemos de presentarnos delante de Dios con las heridas de nuestra pequeñez y de nuestro pecado al descubierto.
TODOS: “Misericordia Dios mío por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa”.
- EL PRIMER PASO DE DIOS HACIA EL HOMBRE: “UN DIOS ENCARNADO”.
LECTOR: La oración es el asombro siempre nuevo de quién ha sabido que Dios ha desgarrado el cielo de verdad, se ha hecho cercano a cada uno de nosotros. La oración cristiana es el llanto del hijo que, oprimido por la culpa, regresa a la casa del Padre; y delante del Padre, alza la mirada y no se encuentra con la ira, sino con una sonrisa y con su infinita misericordia. La oración cristiana comienza así.
TODOS: “Jesús es la Buena Noticia del amor de Dios”.
- EL SEGUNDO PASO DE DIOS HACIA EL HOMBRE: “EL INFINITO E INCONDICIONAL AMOR DE DIOS”
LECTOR: La oración cristiana debe desembocar en el mismo amor de Dios. No existe oración cristiana si no se crea un contacto entre nuestra pobreza y la riqueza infinita de la caridad de Dios.
La oración verdadera es “un río de amor” que entra en nuestro corazón y nos llena del Espíritu Santo: nos llenamos del amor de Dios.
TODOS: “Señor enséñanos a orar”.
Señor, enséñanos a orar
quita de mi mente los esquemas del mundo.
Señor, enséñanos a orar,
quita de mi mente los esquemas del mundo.
Haz que me encuentre contigo
y sea lo que quieres de mí.
Quiero encontrarme contigo
y ser lo que quieres de mí.
(Brotes de olivo)
- CANTO:
- PADRE NUESTRO
- GESTO FINAL:
Se proyectarán o se pondrán escritas en un cuenco frases de distintos santos sobre la oración, para que cada uno escoja una y la asuma como compromiso en su oración y en su vida. Algunas pueden ser estas:
- “Oración es tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Santa Teresa de Ávila.
- “Orar es pensar en Dios, amando”. San Carlos de Foucauld.
- “Orar no significa sólo que podemos decir a Dios todo lo que nos agobia. Orar significa también callar y escuchar lo que Dios nos quiere decir”. San Juan Pablo II.
- “Orad y orad siempre cada vez con más insistencia. Jesús es bueno y no dejará de escuchar tantas oraciones dirigidas a Él con confianza”. San Pío de Pietrelcina.
- “Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto en la tristeza como en la alegría”. Santa Teresita del Niño Jesús.
- “Para que sea fructífera, la oración ha de proceder del corazón y ser capaz de tocar el corazón de Dios”. Santa Teresa de Calcuta.
- “Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor”. San Juan Pablo II.
- “Con la oración conocemos nuestro puesto en presencia de Dios, quién es Dios y quiénes somos nosotros”. San Maximiliano Mc Kolbe.
- “Con la oración y el sacrificio se prepara la acción”. San Juan Bosco.
- “Cuando rezas observa un orden en tus peticiones: pide en primer lugar los bienes espirituales, el perdón de los pecados, la luz para conocer la voluntad de Dios, la fuerza para mantenerte en su gracia; después pide la salud física, la bendición sobre tu familia, el alejamiento de las desgracias y la seguridad en el trabajo…”. San Juan Bosco.
- “Cuando se ama, se desea hablar constantemente con el amado, o al menos contemplarlo incesantemente. En eso consiste la oración”. San Charles de Foucauld.
- “Dame un hombre de oración y será capaz de todo; podrá decir como el santo apóstol: puedo todas las cosas en aquél que me sostiene y me conforta”. San Vicente de Paúl.
- “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes”. San Agustín.
- “Dios nos habla en el silencio del corazón”. Santa Teresa de Calcuta.
- “Dios nos oye y nos responde siempre, pero desde la perspectiva de un amor más grande y de un conocimiento más profundo que el nuestro”. San Juan Pablo II.
- “El cimiento de la oración va fundado en la humildad, y mientras más se abaja un alma en la oración, más la sube Dios”. Santa Teresa de Ávila.
- “La oración es un verdadero descanso”. San Francisco de Asís.
- ORACIÓN DEL JUBILEO
Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
- CANTO O REZO DE LA SALVE A MARÍA, MAESTRA DE ORACIÓN.